jueves, 30 de agosto de 2007

Terry Pratchett. Extracto de "La Ciencia de Mundodisco"

Una lectura ligera, aun estamos en agosto.
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En Brasil, los bosques del Amazonas están siendo destruidos a velocidad alarmante con excavadoras e incendios. Hay varias razones excelentes para evitar que se continúe -la pérdida de hábitat de organismos, producción de dióxido de carbono de árboles quemados, destrucción de las culturas de aborígenes, y todo eso. De todos modos, lo que no es una buena razón es la frase que casi inevitablemente se utiliza y que menciona que los bosques son los ‘pulmones del planeta’. La imagen que surge es que las regiones ‘civilizadas’ -o sea, las industrializadas- son claras productoras de dióxido de carbono. Los prístinos bosques, por contraste, producen una enorme y buena brisa de oxígeno, mientras que absorbe el exceso del dióxido de carbono producido por todas esas personas detestables que tienen coche. Deberían, ¿verdad? Un bosque está lleno de plantas, y las plantas producen oxígeno.

No, no lo hacen. La producción de oxígeno de un bosque es, en promedio, cero. Los árboles producen dióxido de carbono durante la noche, cuando no están fotosintetizando. Convierten el oxígeno y el carbono en azúcares, sí -pero cuando mueren, se pudren, y sueltan el dióxido de carbono. Los bosques pueden indirectamente quitar dióxido de carbono atrapando carbono y convirtiéndolo en carbón o turba, y liberando el oxígeno hacia la atmósfera. Irónicamente, de allí es donde viene toda la producción humana de dióxido de carbono -lo cavamos y lo volvemos a quemar, utilizando la misma cantidad de oxígeno.

En teoría, que ese petróleo sean restos de plantas del periodo carbonífero es verdad, entonces nuestros coches están quemando carbono que una vez estaba dentro de las plantas. Aún si una teoría alternativa, con popularidad creciente, es verdadera, y el petróleo fue producido por bacterias, entonces el problema se mantiene igual. Cualquiera de las dos maneras, si se quema un bosque se agrega una cierta cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera, pero no se reduce la capacidad de la Tierra de generar nuevo oxígeno. Si se quiere reducir el dióxido de carbono atmosférico permanentemente, y no sólo cortar las emisiones térmicas, la mejor apuesta es construir en casa una enorme biblioteca, atrapando carbono en el papel, o colocar asfalto en todas las calles. Estas no parecen actividades ‘verdes’, pero lo son. Puede andar en bicicleta sobre esas calles si eso le hace sentir mejor.

1 comentario:

Montag dijo...

Cierto. Y por cierto, por verdadero, bello.