Reiteradamente alguna gente y cierta gentucilla me pregunta por el motivo de mi inquina hacia las inmundas telepantallas. Para que nadie nunca más me dé la murga hoy les desvelaré la causa de mi animadversión hacia ellas en este surrealista artículo en el que, con la inestimable ayuda de mi paranoia, detallaré una tesis durante largo tiempo cavilada: desde finales de la década de los setenta un indeterminado poder superior -bien sean los iluminatis, extraterrestres, atlantes o porteros de discoteca- utiliza las televisiones para la reprogramación de valores.
Ilustraré y probaré mi tesis con cuatro ejemplos, cuatro:
La Guerra de las Galaxias, La Bola de Cristal, El Equipo A y
El Coche Fantástico.YO SOY TU PADRE.
Alguno replicará la película de Lucas es eso mismo: película y no telepantalla. Y tendrá razón, pero no por ello deja de ser platónica sombra cuyo objetivo es la total aniquilación de la cosmovisión cristiana. Me explicaré...
En el friki-film en cuestión se nos presenta una república 'cósmica' inserta en un mundo en el que todo lo existente depende de un principio vital llamado 'fuerza'. Esto es: se nos presenta un universo panenteísta. El conocimiento de esa fuerza vital está reservado a iniciados. No es universal sino elitista.
El buen o mal uso de la fuerza parece depender de una ética armonista entre los hombres y bichos raros simbolizada por una República que, sin el reverso tenebroso, el egoísmo, tendería por ley natural emanada de esa fuerza a la paz perpetua.
Esto entronca con el krausismo, el movimiento New Age y demás tóxicos derivados de la cosmovisión humanista masónica. Se cambia 'la fuerza' por 'la luz' de Blavatsky y obtenemos que el inspirador del engendro es la luz que camina por las estrellas: Luke, el demiurgo gnóstico.
Comprobamos pues la película tiene como aviesa intención desplazar a Yahveh de los cielos e imponer una cosmovisión relativista que sacraliza no ya al hombre, sino a la sociedad. Se intuye los sumos sacerdotes de la sociedad planetaria serán solo aquellos imbuidos por el nuevo Espíritu Santo.
Todo esto me ha sido desvelado en sueños por el arcángel Gabriel que me ha advertido el reino de la bestia está próximo, pues el diablo se reencarnará en el hijo bastardo que Zp tendrá con la Vicepresidenta.
Su reino de terror durará mil años.
LA BOLA QUE A TODO EL MUNDO LE MOLA
Lo sé, tienen los pelos como escarpias. Pues sepan que esa bola no es nada comparada con la otra, la de cristal.
Recuerdo como si fuese ayer esas mañanas del sábado en las que me sentaba a contemplar los titiriteros espasmos de la Bruja Avería y Electroduendes, los musiquitos de Alaska, y los números cómicos de Pablo Carbonell y de Faemino y Cansado mientras, sin yo percatarme, mis engramas cerebrales mutaban preparando el reino del anticristo hijo putativo de Zp.
Alaska y sus bolas que a todo el mundo le molan.
El daño neuronal que ese programa infringió a una generación entera se hace incuantificable. Estragos en nuestras tiernas mentes causó. Más incluso que los que hoy causa la LOGSE.
Y es que sepan ustedes, queridos amigos, que la Bruja Avería no bramaba "¡Viva el mal, viva el capital!" por nada. Esa bruja, como el programa todo, fue creación de un siniestro areópago extensión tentacular del Partido Comunista Reconstituido conformado por Carlo Frabetti, Lolo Rico y Fernández Liria.
Según sus autores el programa consistía en una serie de "fábulas marxistas para niños". Así, clarito todo, las cosas se entienden mucho mejor, ¿no creen?.
EN 1972 CUATRO DE LOS MEJORES HOMBRES...
Y más ingeniería social con el Equipo A. Serie que, antes de leer a Alejandro Dumas, siempre pensé era americanizada copia de nuestro Curro Jiménez.
Sin duda se preguntarán qué mal hay en ella aparte de su pueril cutrez. Yo se lo explico: limita la capacidad empática y exalta la violencia.
Los malos, a pesar de ser malos, de algo tienen que comer digo yo. La extorsión está mal, sí, pero más cornadas da el hambre como bien dijo el torero. Cien dólares al mes, que es lo que le extorsionarían aquellos mafiosos a los hosteleros de la serie, no justifican de ningún modo Barracus te haga atravesar la cristalera de un restaurante chino. No hay proporcionalidad entre el daño cometido y la penitencia impuesta.
Subliminalmente se 'cosifica' al pobre mafioso. El Equipo A elimina los grises para presentarnos un mundo maniqueo donde toda desviación de lo correcto ha de ser castigada con extrema severidad.
Esto le va que ni pintado al aparato represivo estatal. Con lo que se deduce, en aplicación del 'Cui prodest?', que detrás del Equipo A está la verde mano de la Benemérita.
No me lo ha dicho Gabriel, lo digo yo.
MAIKEL...
Terminaré este artículo dándole un repaso al que ha de ser reivindicado en toda justicia como padre del metrosexualismo: David Hasselhoff.
Antes que Beckham ya estaba Hasselhoff. Tengo el convencimiento de que
Kit y su tripulante tenían como objetivo encubierto, además de cosificar al malo como el Equipo A, la de humanizar las cosas.
Preparaban un mundo en el que la interacción no se produjese entre hombres sino entre hombres y máquinas. Y quien controle las máquinas: controlará al hombre.
Algo parecido a lo que ocurre con Esopo y Walt Disney, directos inspiradores de los proyectos 'Gran Simio' y movimientos antitaurinos al humanizar a los animales.
Y ahora, para terminar, y parafraseando a un mago que mete enanos en peanas, les aconsejo que no le den más vueltas porque sentido, queridos amigos, esto no tiene ninguno.