martes, 4 de diciembre de 2007

Vita nuova

Vosotras que traéis lacio semblante,

bajos los ojos y el dolor marcado,

¿de dó venís con rostro tan ajado

que compasión inspirará al instante?

¿Tal vez tuvisteis a mi amor delante

con el rostro por llantos anegado?

Damas: decidme ya lo sospechado

viendo vuestro dramático talante.

Y si venís de sitio tan piadoso,

tomaos junto a mí breve reposo

para comunicarme lo que sea.

Veo que vuestros ojos tienen llanto

y en vosotras observo tal quebranto

que por ende mi ser se tambalea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Eres tú quien loaba su hermosura
hablando con nosotras muy frecuente?
Nos lo pareces por tu voz doliente,
aunque se haya mudado tu apostura.
Mas ¿por qué en el llorar tu alma se apura
hasta dar compasión a extraña gente?
¿La viste tú llorando, y en tu mente
patética membranza se figura?
Deja, pues, que llorando caminemos
sin que livianamente nos calmemos,
ya que su llanto nuestro oído hería.
Tanto a la compasión mueve su cara,
que quien con atención la contemplara
llorando ante tu dama moriría.