martes, 8 de julio de 2008

Dispositivos curativos radioactivos y balnearios (1ª parte)

INTRODUCCIÓN

La idea de que algunos objetos tienen propiedades curativas milagrosas no es nueva. Durante miles de años enfermos de todo tipo han viajado largas distancias buscando la cura en las aguas de Bath, en Inglaterra, en las de Badgastein, en Austria, e innumerables otras localizaciones.

En los Estados Unidos, las aguas curativas más famosas fueron las localizadas en Hot Spring, Arkansas. Tan sumamente fueron valoradas estas aguas que en 1832 el Congreso estableció Hot Spring como la primera reserva federal, precursor de los actuales "parques nacionales".

Incluso los militares reconocieron la importancia de estas aguas y establecieron el Hospital General Del Ejército y la Marina allí en 1879. Al principio, al personal tratado con estas aguas se les hacía permanecer en bañeras donde se les bombardeaba con el agua directamente de las fuentes. Sin embargo, las temperaturas de 60 grados generadas provocaron las quejas de los pacientes, que no supieron apreciar que aquello era bueno para su salud. En respuesta fueron instaladas torres de refrigeración para reducir la temperatura.


En 1903, el descubridor del electrón, J.J. Thompson, escribió una carta a Nature en la cual describió otro descubrimiento notable suyo: la presencia de radiactividad en aguas de manantiales. Esto condujo al descubrimiento por parte de otros de que las aguas de muchas de las "fuentes de salud" más famosas del mundo eran también radiactivas. Esta radiactividad es debida a la presencia de emanaciones de radio - lo que ahora llamamos gas radón - producidas por el radio que está en la tierra de la cual las aguas fluyen.

¿Quién podría dudar que fuera la radiactividad la responsable de las propiedades curativas de las "fuentes de salud"? Seguramente no el General en Jefe Dr. Jorge H. Torney, quien escribió (California, 1910) que "Puede esperarse un razonable alivio en Hot Spring para... varias formas de gota y reumatismo, neuralgia; envenenamiento metálico o palúdico, enfermedad crónica de Brights, dispepsia gástrica, diarrea crónica, lesiones crónicas de la piel, etc. "

Más detalles fueron proporcionados por el Doctor C.G. Davis, quien señaló en el "American Journal of Clinical Medicine" que " la Radiactividad previene la locura, despierta emociones nobles, retarda la vejez, y proporciona una vida gozosa, joven y alegre"


El profesor Bertram Boltwood de Yale explicó la base científica para las curas de la manera siguiente: La radiactividad "lleva la energía eléctrica a las profundidades del cuerpo y allí, sometiendo a jugos, citoplasma y núcleos celulares a un inmediato bombardeo de explosiones de atomos eléctricos(1)" lo que estimula "la actividad celular, y activa todos los órganos excretores y secretores... eliminando así los residuos." además, esto era un "mecanismo para la destrucción de las bacterias".

El radón fue considerado tan importante para el agua que se consideró como su elemento vital. Sin radón el agua estaba muerta. El radón era al agua lo que el oxígeno al aire.

Ahora que a la vuelta del siglo XIX la ciencia (o al menos algunos científicos) tenía una explicación para las propiedades curativas de las fuentes, balnearios y centros turísticos asociados con ellos comenzaron un negocio en auge. Los nombres fueron cambiados para incluir el nombre mágico de "radioactividad" o "radio". Visitantes de todas partes acudieron para bañarse en las aguas e inhalar el aire. Palacios de mármol (aun abiertos hoy en día para negocios) fueron construidos a lo largo de las fuentes termales en Joachimstal, en lo que ahora es conocido como República Checa, y lujosos balnearios brotaron como hierbas en Hot Spring, Arkansas. ¡Buenos tiempos!



(1) En aquella época no era bien conocida la naturaleza de la electricidad. Tal vez lo correcto sería traducir "electric atoms" por "electrones".

1 comentario:

Evocid dijo...

Nota: El presente artículo no ha sido orignalmente escrito por mi. Yo solo estoy haciendo la traducción de un artículo en inglés cuyo origen revelaré a la conclusión.