miércoles, 23 de julio de 2008

Karl Popper. Sobre el nacionalismo

Es significativo que la doctrina de Masaryk, de que "Austria-Hungría, este estado... antinacional debe ser desmembrado" (para usar sus propias palabras), se derivó de una doctrina filosófica errada: del principio filosófico del Estado Nacional. Pero este principio, el principio del nacionalismo político, no sólo es una concepción desafortunada e incluso dañina, sino que imposible de lograr en realidad, porque no existen las naciones, en el sentido que le dan los que postulan este principio: son construcciones teóricas y las teorías sobre las cuales están construidas son enteramente inadecuadas y completamente inaplicables en Europa. Porque la teoría política del nacionalismo descansa en el supuesto de que existen grupos étnicos que son, también, al mismo tiempo, grupos lingüísticos y que, por casualidad, habitan lugares geográficos unificados y coherentes que tienen fronteras naturales que pueden defenderse desde un punto de vista militar; grupos que están unidos por un idioma común, un territorio común, una historia común, una cultura común y un destino común. Las fronteras de las regiones habitadas por estos grupos, de acuerdo con la teoría del estado Nacional, deberían ser las fronteras de los nuevos estados nacionales.

Era esta teoría la que estaba en el fondo del principio Masaryk-Wilson de la "Autodeterminación de los Pueblos"; y, en su nombre, el Estado poligloto de Austria fue destruido.

Pero tales regiones no existen: por lo menos no en Europa, ni en ninguna parte del Viejo Mundo, en realidad hay pocas regiones geográficas en que se habla un solo idioma; prácticamente cada región tiene minorías lingüísticas o "raciales". Incluso el nuevo Estado Nacional creado por Masaryk, a pesar de su reducido tamaño, contenía varias minorías lingüísticas; y el principio del Estado Nacional jugó un rol decisivo en su destrucción: fue este principio el que permitió a Hitler aparecer como libertador y confundir al Occidente.

Es importante para mi tema actual que la idea o teoría del nacionalismo es una idea filosófica. Arrancó a la teoría de la soberanía, la teoría de que el poder debe estar unificado en el Estado, y de la idea de un gobernante sobrehumano que gobierna por la gracia de Dios. La sustitución del rey por el pueblo, de Rousseau, sólo invirtió la perspectiva: hizo del pueblo una nación sobrehumana, por la gracia de Dios. En consecuencia, la teoría del nacionalismo político se originó en una inversión de la teoría de la monarquía absoluta. La historia de su desarrollo me parece característica del nacimiento de muchas ideas filosóficas, y me sugiere la lección de que las ideas filosóficas deberían ser tratadas con cierta reserva. Además, puede enseñarnos que hay ideas fundamentales, como: la libertad política, la protección de las minorías lingüísticas y religiosas y la democracia, que permanecen como fundamentales y verdaderas, incluso cuando son defendidas por teorías filosóficas insostenibles.


Extraido de "La Influencia de las Ideas filosóficas en la Historia de Europa", Kart Popper, Ordo, Band 30, Gustav Fisker Verlag, Stuttgart, 1979.

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